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Madrid, 13 de agosto de 2018. Tras la finalización de la XXI Copa del Mundo FIFA, con la selección de Francia como campeona, y ahora que el fervor futbolístico se rebaja antes de que comiencen las ligas nacionales, llega el momento de hacer balance del impacto que un evento de estas características tiene en el país anfitrión y en su economía.

No cabe duda de las ventajas para Rusia asociadas al desarrollo de este acontecimiento, como la inversión en publicidad, el desarrollo del sector turístico y hotelero o la mejora de comunicaciones. Sin embargo, en los últimos años, la celebración de grandes eventos deportivos ha dejado la utilización de enormes infraestructuras infrautilizadas, lo que acaba siendo un lastre para la economía del país. Sin ir más lejos, Sudáfrica y Brasil, ocho y cuatro años después de sus respectivos mundiales.

En pleno debate sobre este asunto, AECOM, compañía líder a nivel internacional en arquitectura, diseño, transporte y sostenibilidad, ha elaborado una serie de recomendaciones previas a la hora de afrontar proyectos de estas envergaduras. Para ello, la compañía ha realizado una evaluación en la que compara el aforo de los estadios de las principales capitales europeas por cada 1.000 habitantes, estableciendo así una ratio que le permite pronosticar la ocupación que tendrán los nuevos estadios rusos.

En casos como Madrid o Londres, las instalaciones deportivas de referencia cuentan con unas 50 a 60 plazas por cada 1.000 residentes en la ciudad. En la ciudad de Milán, el número de plazas por cada 1.000 habitantes asciende a 70. En contraposición, los estadios de Saransk y Kaliningrado, en los que se invirtió en torno a 254 millones de euros en cada uno, tienen un aforo de 45.000 y 35.000 personas respectivamente, lo que supone más de 100 plazas por cada mil residentes.

Asistencia en España, Inglaterra e Italia

Teniendo en cuenta que tanto España, como Inglaterra o Italia, son países de gran tradición futbolística, las ratios de ocupación medios por temporada se sitúan entre el 70% y 90%. El análisis de las asistencias históricas en Rusia indica que para los equipos regionales que no participan en la primera división, la asistencia media en los partidos locales casi nunca supera las 4.000 personas. Incluso en la Liga rusa, solo el Spartak y el Rubin pueden alcanzar asistencias que superen los 20.000 espectadores. Así, la ocupación de los estadios de Volgogrado y Nizhny Novgorod después de la Copa del Mundo podría oscilar entre el 10% y el 20%, alcanzando el 60% para los clubes regionales más populares, como el Ural de Yekaterinburg o el Krylia Sovetov de Samara, el cual quieren reconvertir en un complejo deportivo multidisciplinar.

A todo ello se suma que las autoridades rusas cifran el coste anual de mantenimiento de estas infraestructuras en una horquilla entre 6 y 8 millones de euros, algo difícilmente asumible a largo plazo si no se consigue una rentabilidad sostenible de las instalaciones. De ahí surge la necesidad de repensar los proyectos desde su fase inicial y asegurar una serie de buenas prácticas que permitan la viabilidad de las infraestructuras.

Eventos de ocio

Ante estos retos, los estadios modernos y sostenibles no deben limitarse a acoger partidos de fútbol, sino también otro tipo de eventos de ocio como conciertos, festivales o espectáculos de motor, entre otros. En definitiva, las buenas prácticas consisten en diseñar instalaciones cuya capacidad se atenga a la demanda local a largo plazo, con cierta versatilidad y no sólo pensado para acomodar un acto puntual que es improbable que se repita.

En este sentido, AECOM, como referente en arquitectura sostenible, ha elaborado una serie de recomendaciones, centradas en la identificación temprana de futuras oportunidades. El objetivo es evitar que los países anfitriones de eventos de gran calado no tengan que asumir sobre costes de mantenimiento y acaben con instalaciones infrautilizadas:

  1. Estudiar la posibilidad de reducir el aforo del legado durante las fases de diseño y concepto arquitectónico, a través de un mayor uso del solapamiento temporal.
  2. Programar un planteamiento multifuncional que garantice la máxima flexibilidad para la instalación y los recintos adyacentes, especialmente en los lugares y territorios inaugurados después del evento en cuestión.
  3. Cooperar estrechamente con un operador experto de estadios, especialmente durante el periodo “transicional” más complicado, a los 18-24 meses después del Mundial.
  4. Formar un equipo específico de marketing y gestión de eventos que planifique, desarrolle y ejecute un calendario exhaustivo de actos y programa de entretenimiento para el estadio con el fin de maximizar su uso todo el año.
  5. Involucrar a los comités organizadores, como la FIFA o el Comité Olímpico, para desarrollar proyectos sostenibles en el tiempo, acordando y ajustando las exigencias a los países para establecerse como sedes.

 

Sobre AECOM

AECOM es la compañía líder a nivel internacional especializada en arquitectura, diseño y sostenibilidad, y basa su negocio en cuatro áreas diferenciadas: Transporte, Arquitectura, Medio Ambiente y Desarrollo Internacional.

En España cuenta con 450 profesionales dedicados a proporcionar a sus clientes servicios multidisciplinarios e integrales que comprenden desde la conceptualización del proyecto hasta su finalización. De este modo, ayuda a sus clientes a maximizar el potencial del desarrollo convirtiendo los desafíos en oportunidades.

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