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Hace unos días busqué en Google “Cómo detector una fuga de aire”. Como era de esperar, obtuve un enorme número de resultados: más de 18 millones.

Tanto si se trata de resolver el problema en un establecimiento comercial o en un entorno doméstico, la mayoría de los resultados de la búsqueda apuntaron hacia una solución: ¡agua jabonosa!

Antes de que califiquemos esta idea de ridícula porque pertenece a una época pasada, pensemos en un vehículo con un pequeño pinchazo en un neumático, que lo llevamos a un taller de reparación y en las probabilidades de que retiren la rueda y la sumerjan en agua para encontrar la fuga. Es un método sencillo pero comprobado a lo largo del tiempo para hallar fugas en sistemas presurizados.

Pero, desde luego, no todos los equipos se pueden sumergir en agua jabonosa. ¿Qué ocurre si se sabe que un sistema pierde presión pero los conductos de aire comprimido están a 10 metros de altura y no es viable desmontar el sistema? Afortunadamente existe una solución rápida y efectiva.

Cada vez que se produce una fuga de aire o de cualquier otro gas de un sistema presurizado, de genera un sonido. Si la fuga es significative puede ser audible para el oído humano, y por tanto se puede identificar y rectificar con facilidad. Sin embargo, la mayoría de las fugas en sistemas de alta presión son extremadamente pequeñas y quedan fuera del rango del oído humano.

Pensemos en un sistema de aire a presión en una gran fábrica donde el aire comprimido va desde un banco de compresores hasta varias etapas de la producción a lo largo del proceso de fabricación. Es posible que haya cientos o incluso miles de conexiones en forma de juntas, atenuadores, válvulas, codos, condensadores, etc. En cada una de ellas se pueden fugar pequeñas cantidades de aire que reducen la presión del sistema.

Una fuga puede parecer poca cosa pero si la multiplicamos por el número de juntas que pueden tener otras fugas, la eficiencia puede verse afectada de manera significativa. El compresor tratará de compensar las pérdidas de presión trabajando más. Ahora bien, como sabe todo ingeniero, los compresores consumirán más energía y su coste económico será mayor.

Con unos costes eléctricos tan elevados en Europa a causa de los factores geopolíticos de los últimos años, la mayoría de las empresas intentan reducir la cantidad de energía que utilizan. Por tanto, un compresor que trabaje más para compensar las fugas desde luego no es algo que haga sonreír a los directivos de una empresa.

Estas situaciones desde luego no son extrañas; de hecho, un fabricante europeo de compresores ha señalado que en algunas instalaciones industriales se pierde hasta el 80% del aire generado en las fugas. De ahí que identificar con claridad estas pequeñas fugas pueda marcar una gran diferencia en la factura energética de una empresa.

Aunque el sonido producido por una pequeña fuga es inaudible para el oído humano, una cámara acústica de altas prestaciones como la FLIR Teledyne Si2 – LD no tienen ningún problema en absoluto para identificar la fuente. Esta cámara, que fue presentada este año, es capaz de detectar fugas de 0,05 litros por minuto a una distancia de 10 metros, por lo que esos conductos elevados no suponen ningún problema para este nuevo instrumento añadido a la gama de cámaras de imágenes acústicas de FLIR.

Cuando trabaja a una menor distancia, la cámara es aún más sensible y puede detectar fugas minúsculas de 0,0032 litros por minuto a 2,5 metros. Además de esta mejora, la cámara de tercera generación cuenta con micrófonos que ahora son capaces de detectar sonidos en un rango de frecuencia extremadamente amplio, en concreto de 2 – 130 kHz.

Algunas zonas de una planta a menudo están oscuras o poco iluminadas. Por eso FLIR ha dotado a las cámaras de la serie FLIR Si2 de dos potentes luces LED para facilitar la identificación del componente incluso con escasa iluminación.

Desde luego la cámara no solo es capaz de detectar aire comprimido; el ruido emitido por cualquier gas de escape es identificado por los potentes micrófonos. Pero esto es sólo una parte de la historia.

La FLIR Si2-LD incorpora un software denominado Industrial Gas Quantification. Si el gas fugado es amoníaco, hidrógeno, helio o dióxido de carbono, gases muy utilizados en numerosos sectores industriales, el software es capaz de cuantificar la pérdida económica provocada por la fuga. Tras introducir simplemente factores como el coste por litro, el software identifica la suma económica provocada por cada fuga a lo largo de un determinado período de tiempo. Estos datos son muy valiosos para los analistas financieros y los directivos de la empresa.

No hace falta decir que los aspectos financieros son tan sólo una parte de las fugas de gas. Los gases citados suponen un peligro considerable para la salud y pueden representar diversos peligros para el personal si se permite que la fuga persista durante un cierto período de tiempo. El amoníaco y el dióxido de carbono pueden provocar problemas graves de respiración y asfixia incluso en pequeñas concentraciones, mientras que el hidrógeno puede explotar en presencia de oxígeno. Está claro que el coste de tales problemas va mucho más allá de los aspectos financieros.

Las cosas han cambiado mucho desde el método del “agua jabonosa”. Vea cómo la avanzada tecnología de FLIR Teledyne puede ayudarle a disminuir el tiempo de inactividad, reducir las facturas energéticas y mejorar la seguridad en su empresa.

www.flir.com